Elizabeth Larchey

Desde pequeña siempre he sabido que era diferente. Pese a que hayan pasado cerca de veinticinco años, recuerdo con total nitidez la primera vez que escribí. No recuerdo lo que escribí con total certeza, pero sí su idea general. Describí a mi muñeco favorito. Fue a raíz de ese instante cuando supe que aquello era especial, que ese vínculo entre el papel, el lápiz y la forma en que este trazaba las palabras que yo creaba dentro de mi cabeza sería algo que me acompañaría el resto de mi vida.

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